Concepto de pobreza
Falta necesidad y carencia, según Mollat, situación permanente y temporal de debilidad, dependencia y humillación, caracterizada por la falta de medios.
Pobreza y caridad: la Edad media
La pobreza está relacionada con los sistemas socioeconómicos y el reparto desigual de bienes (problema estructural), además puede agravarse por situaciones coyunturales como los ascensos demográficos, las crisis agrícolas ocasionadas por las malas cosechas, enfermedades, guerras...
Geremek atribuye a las crisis agrícolas un significado especial porque considera que el principal motivo de pobreza en toda Europa, debido a que la agricultura era la base de todo, siendo el hambre una de sus consecuencias.

En estas circunstancias la limosna cumple una función espiritual, la salvación del rico y también una función social, una forma primaria de asistencia social derivada de un acto personal, individual.
La Biblia es el punto de referencia para los conceptos medievales de pobreza y caridad.
La limosna en principio es un acto individual y espiritual se convirtió poco a poco en un acto social. La Iglesia, que recibía las donaciones se convirtió en gestora y en redistribuidora de la riqueza de los cristianos y a su vez en representante de los intereses de los pobres.
La limosna verdadera es libre, desinteresada, habitual. Aunque en todas las épocas existió el donativo obligatorio o de acuerdo a las costumbres sociales del momento (colecta parroquial…).
Los mendigos inventaron técnicas para despertar los sentimientos de los posibles donantes: mostraban enfermedades, malformaciones, simulaban ceguera...
El engaño o la sospecha de engaño acompañaron la profesión de medicante.
A pesar de esta ideología de caridad, se dieron estallidos de violencia en los que los pobres reclamaban alimentos, vestidos, cobijo... Estas rebeliones se intensificaron hacia el final de la Edad Media, e hicieron que la compasión se transformase en temor y la actitud de ayuda en rechazo.
La organización de la limosna
La Iglesia hacía de mediadora entre pobres y ricos. Por un lado destinaba una parte de las rentas eclesiásticas a los pobres, por otra gestionaba la caridad de los laicos (donaciones).
Había varias clases de pobres, destaca el grupo de los denominados pobres de solemnidad, es decir, los desamparados por cuestión de edad, niños y viejos; por cuestiones de sexo, mujeres y viudas; por razones de de salud, enfermos y leprosos. A todos ellos no se les cuestionaba su derecho a limosnear.
Otro grupo eran los pobres vergonzantes ,aquellos que habían poseído bienes y los habían perdido. Avergonzados por su situación lo ocultaban, era todo apariencia. Este sector que recibió ayuda silenciosa fue uno de los más atendidos.
También estaban los pobres laboriosos, son aquellos que aunque trabajan no tenían asegurada la subsistencia.
Por último, el grupo de los marginados, rechazados por la sociedad porque robaban.
La pobreza como problema en la sociedad moderna. Los comienzos de la intervención de los poderes públicos en la asistencia de los pobres.
Los inicios de la Edad Moderna están marcados por un aumento de de la gente sin hogar, de pobres y mendigos que se echan a la calle en busca de la subsistencia. La naturaleza estructural de la economía (reparto desigual de los bienes) actuó como condicionante fundamental, pero los problemas coyunturales agravaron la situación (crisis agraria).
También destaca el aumento demográfico, que es incompatible con los recursos alimenticios disponibles.
Por lo que las revueltas ocasionadas por los pobres y su incremento numérico, hicieron que cambiase aquella visión reverencial de la pobreza.
La doctrina de la caridad cristiana introduce distingue entonces entre dos tipos de pobreza, los pobres involuntarios y los voluntarios. Se produce una toma de conciencia sobre la pobreza como fenómeno social.
El pobre comienza a dejar de ser considerado representante de Cristo en la tierra y a los ojos de la sociedad se convierte en un peligro, transmisor de enfermedades. Además, cuando surge el primer capitalismo que trae consigo una exigencia de mano de obra desconocida hasta entonces, el pobre pasa a ser un “no trabajador”. El pobre ya no es considerado un ser sagrado sino un ser dañino para el bien público.
Las reformas de la caridad
Las decisiones más importantes en cuanto a la reorganización de las acciones sociales con respecto a los pobres, se toman en la segunda década del siglo XVI. Y aparece la clasificación de los pobres en verdaderos y falsos. A los verdaderos les permitían limosnear, a los falsos los obligaban a trabajar o en su defecto eran castigados. Dicha ley puede considerarse el punto de partida de la nueva política social mediante la cual se reorganiza la asistencia al pobre. En muchas ciudades quedó a cargo del municipio iniciándose de esta manera un proceso de secularización (pérdida del carácter religioso) de la asistencia que es una de las características de la nueva política social.
La propuesta de Juan Luís Vives
Tratado: De subventione pauperum
-Primer libro: Se dirige a los ricos a quienes reprocha el hecho de que no ayuden a los pobres, teniendo en cuenta que vivir en sociedad implica ayuda mutua para conseguir la cohesión social.
Todo el que es menesterosos necesita ayuda, limosna pero limosna en el pensamiento.
Por otro lado, “riñe” también a los pobres, por conformarse con la pobreza pensando que se la ha enviado Dios, y les indica el deber de trabajar.
-Segundo libro: Expone una propuesta de acción social para solucionar el problema de la pobrez. Defiende que deben intervenir los municipios para solucionar el problema de la pobreza y no la iglesia, responsabiliza al poder público. La clave de esta reforma estaba en el trabajo obligatorio de todo el que pudiera trabajar. Aunque primero era necesario distinguir a los pobres verdaderos de los falsos.
Esta obra influyó e inspiró las reformas de la asistencia social en toda Europa.
Una terapia laboral que transformaría al mendigo en una pieza importante de una nueva forma económica, el capitalismo.
Martín Lutero dará un impulso decisivo a esta nueva política social considerando el cuidado de los pobres como una función pública.
Se produjo en toda Europa un movimiento generalizado para internar a los pobres en instituciones creadas para ese ello, instituciones que proporcionaban lo básico para subsistir y se justificó el trabajo obligatorio por razones educativas a través del trabajo, el trabajo se convirtió en una forma de socialización.
Ese encierro significó el culmen de la secularización que caracterizaría la nueva política de la asistencia social. Aunque esta política de encierro no fue del todo aceptada.
El problema de la pobreza en España
La situación en España tiene particularidades destacables.
Al estar afectada también por las crisis agrícolas aumentan los mendigos. En respuesta a esto aparecen varias leyes:
Hay que clasificar a los pobres en verdaderos y falsos, respetando el derecho a limosnear y sin llegar a reprimir claramente a los falsos.
-Carlos V: quiere limitar el limosneo al área geográfica propia del mendigo y prohíbe el limosneo por cuenta propia obligando a trabajar a aquellos que estén en condiciones para hacerlo.
-Fray Domingo: critica la política de control y castigo porque considera que la libertad del mendigo es un derecho, y si deja de ser considerado un derecho los ricos pueden desentenderse del problema.
Establece la protección del pobre desde la defensa de la libertad para pedir limosna como derecho sagrado (Ideal medieval de pobreza).
-Juan de Robles: está a favor de una distinguir a los pobres en verdaderos y falsos y en la defiende que si el mendigo puede trabajar no merece ayuda asistencial. Este argumento es un intento de racionalización de la limosna.
-Cristóbal Pérez de herrera: defiende que los pobres suponen un peligro para la república y que la idea de inculcar hábitos de trabajo es uno de los pilares de la reforma. Está a favor de clasificar a los pobres en verdaderos y falsos. Considera que los falsos deben estar obligados a trabajar. Pieza fundamental de la reforma fue la creación del albergue, por la mañana podian mendigar pero por la noche se recogían. La asistencia social que pues vinculada al Estado.
La intervención estatal: de la caridad a la beneficencia pública
(Segunda mitad del S. XVI y comienzo del XVII), se producen cambios derivados de la Ilustración. Los ilustrados cuestionan las función asistencial de la Iglesia y considera que esa función asistencial es cosa del estado. En el S. XIII aparece la expresión “beneficencia pública”, que se refiere a un servicio público que vela y forma parte del bien común.
El trabajo es considerado como una terapia o solución a la pobreza, por eso existen instituciones donde encierran a los pobres para aplicarles terapia laboral, son “casas de trabajo” denominadas asilos u hospicios.
La obligatoriedad del trabajo persiste en los S. XVIII y XIX así como la principal idea el Estado debe intervenir en la atención de la pobreza, puesto que es su responsabilidad. También comienza a considerarse la educación, como elemento o forma de prevenir la pobreza y contribuir al progreso social, esto sobre todo a partir de la Revolución Francesa. Por lo que en los S.XIX y principios del XX, se crean escuelas para niños pobres.
Hacia la justicia social
Con la Revolución Industrial y la llegada de las máquinas, los obreros se ven en la necesidad casi de regalar la mano de obra, sufren explotación sistemática, deterioro de las condiciones de vida hasta extremos alarmantes de los trabajadores, el aumento de la pobreza fue la consecuencia inmediata de que las palabras pobre y obrero se queden vinculadas a este periodo.
Este problema que se denominó la “cuestión social” hacia evidente las dificultades que surgen cuando el estado no interviene en la actividad económica y sus consecuencias sociales.
Los planteamientos reivindicativos de la función social del estado se abren paso como estrategia para solucionar los problemas derivados de la industrialización.
Por otra parte se cuestiona también si el individuo es responsable o no de su propia situación y por lo tanto si es responsabilidad o no de la sociedad . Así se llega a la idea de que la pobreza no puede afrontarse con medidas asistenciales, sino con medidas preventivas, esto es lo que da lugar al seguro social.
El estado de Bienestar en las sociedades de capitalismo avanzado
Debido a la crisis económica de 1929, se reafirma la idea de que es necesaria la intervención estatal en los asuntos sociales. Se necesitaban políticas de intervención social. Tras la 2ª Guerra Mundial, la economía occidental se expande y da lugar a la creación de dichas políticas, cuyo objetivo era el “estado de bienestar” en el que se reconocían los derechos económicos y sociales de los ciudadanos recogidos en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” de 1948 y la “Carta Social Europea” de 1961.
El Estado de Bienestar cupone la responsabilidad del Estado de mantener un nivel de vida y cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos (educación, asistencia sanitaria, pensiones, ayudas familiares y vivienda).
Algunos analistas ven la reducción de las políticas sociales por parte del como una forma de mantener los intereses de las clases altas sobre el interés general.
La pobreza sigue siendo tema de reflexión y debate.
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